En el año 2000 lo ví junto a otras treinta o cuarenta personas en los festejos de la Independencia. Alguien organizó al grupo de jóvenes para festejar en el centro de la ciudad. Allí tiene lugar una bervena grandísima, con mucha comida, música y mucha gente.
Entre otras cosas, se pueden comprar huevos rellenos de confeti o harina para aventarlos contra las demás personas que se aglutinan en las calles de la ciudad.
Víctor, por su buen carácter, fué el blanco de muchos de los otros jóvenes que "festejaban" la Independencia. Terminó cubierto de harina y confeti, casi como una milanesa empanizada. En este punto, a alguien le pareció oportuno "enjuagar" al Víctor, y tras una corta discusión, el pobre Víctor acabó en el interior de la fuente de agua, totalmente empapado como a las 23:30 y a unos 10 o 12°C.
A pesar del frío, y de que la mayoría de los jóvenes del grupo veían con desaprobación a los
Yo volví a ver a esta gente hasta tres semanas después. Víctor contaba la historia del baño en la - ahora extinta - fuente de la Plaza de los Fundadores en un tono protagonista. En su voz no había enojo. Estaba contentísimo de tener amigos con quienes salir "a dar el rol" en el centro.
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