Una de las cosas que extraño de México es ir a comprar zapatos así como se hace allá:
uno va a la zapatería, mira los modelos en losaparadores, entra a la tienda, y le pide a un vendedor que le muestre tal o cual zapato. Luego viene un tiempo de espera que varía entre los 15 y los 30 minutos, según cuánta gente esté comprando zapatos en ese día. Después de medirse los zapatos, generalmente los del pie derecho, se le puede pedir "el par", o sea el zapato del pie izquierdo, al vendedor. Uno puede entonces "probar" los dos zapatos en cuestión, cuidando de no pisar fuera de la alfombra de la tienda, para que los zapatos no se ensucien. Si todo está en orden y los zapatos no "aprietan" en ninguna zona del pie, se pasa a pagar, y listo.
Aquí, el proceso es muy diferente. Las zapaterías son más grandes y los zapatos se encuentran "a la mano", repartidos por toda la tienda según la marca (y el precio). Uno se pasea por la tienda no sólo mirando los zapatos, sino tomándolos directamente de los anaqueles, y midiéndoselos. Los dos o tres vendedores que de vez en cuando se encuentran en la tienda preguntan de vez en cuando "necesita ayuda?", pero con tanto zapato para escoger, pues no se necesitan. Los zapatos se venden solos, pues. Cuando uno escoge sus zapatos pasa a pagarlos y se acabó la compra.
La próxima vez que esté en México voy a ir a una zapatería nada más para practicar una vez más el "deporte de comprar zapatos" con sus tiempos de espera larguísimos y los ires y venires de los vendedores con una pila de cajas de cartón (llenas de zapatos) en los brazos.
2 Kommentare:
Y que te digan "uh no joven... de su número no tengo, nadamás dos más arriba o tres más abajo. ¿Le sirve?"
Ja... sí, como dice Agridulce... te salen con un número diferente, y todavía te preguntan si te sirve. ¿Qué esperan que respondas? "Sí, suelo agrandar o encoger mis pies a voluntad, échame el número que sea".
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