Dienstag, 16. Dezember 2014

Azuela y sus lecciones de vida

Hace unos años, cuando estaba yo en la escuela secundaria, el maestro de Español (apodado "el lobo") nos pidio leer la novela "Los de abajo" de Mariano Azuela. ¡En 2016 ya van a ser cien años de su publicación!
Casi al final de la novela hay una escena que se quedó muy grabada en mi cabecita de adolescente. Y es que Demetrio Macías quiere seguir peleando en la revolución. Y su esposa quiere que él ya se quede en su casa en paz a cuidar de ella y de su hijo de dos años, a quien Demetrio ni siquiera conoce.
—¡Demetrio, por Dios!... ¡Ya no te vayas!... ¡El corazón me avisa que ahora te va a suceder algo!... Y se deja sacudir de nuevo por el llanto.
El niño, asustado, llora a gritos, y ella tiene que refrenar su tremenda pena para contentarlo.
La lluvia va cesando; una golondrina de plateado vientre y alas angulosas cruza oblicuamente los hilos de cristal, de repente iluminados por el sol vespertino.
—¿Por qué pelean ya, Demetrio?
Demetrio, las cejas muy juntas, toma distraído una piedrecita y la arroja al fondo del cañón. Se mantiene pensativo viendo el desfiladero, y dice:
—Mira esa piedra cómo ya no se para...

Así hay gente en éste mundo de la cual se puede también se puede decir "mira esa gente cómo ya no se para..."

Mittwoch, 15. Oktober 2014

A mitad de octubre

La mitad del mes marca, al mismo tiempo, el término de las primeras dos semanas y el comienzo de las últimas dos semanas del mes.

Así se puede decir, partiendo de la misma referencia en éste espacio-tiempo que nos toca cohabitar,

  • que "apenas" han transcurrido dos semanas del mes, y la bebé de Andrés ya nació y Paulo ha crecido otra vez unos milímetros, y
  • que "nada más" quedan dos semanas para completar la fase del proyecto pendiente y para los preparativos del festejo del día de muertos.
Allí parado a la mitad del mes, como quien tiene en la mano un vaso de agua "medio lleno" que al mismo tiempo está "medio vacío".

Por otro lado, 15 o 16 días eran para los mayas casi un mes completo, pues los suyos tenían 20 días. Igual han de haber dicho los mayas en su tiempo "apenas" ha pasado un mes desde... y "nada más" nos queda un mes, para...

Así seguimos persiguiendo el tiempo y somos, al mismo tiempo, perseguidos por él.

Freitag, 29. August 2014

El vagón del tren como un mundo pequeño

Cuando todos los días se toma el tren más o menos a la misma hora, media hora más temprano o media hora más tarde, uno se da cuenta de que un 75 u 80 % de los viajeros son los mismos de siempre: los dos estudiantes que van contándose películas, el chino que se va comiendo un bolillo con salmón ahumado, el señor de las oficinas del edificio de enfrente que siempre se sienta en el mismo asiento del mismo vagón.
En cierta manera es como un mundo pequeño de gente que convive medio ingorándose y ocupándose de sus propios asuntos: el face o el whats en el teléfono, un libro, la contemplación del paisaje a lo lejos.
Un vagón de tren que se habita como las casas de los vecinos en la colonia donde vives. Todo eso, pero sobre ruedas.